Nuestra primera reunión de soñadores ha sido realizada con éxito e intentaré exponer algunas de nuestras conclusiones.
Hay libros que tienen la capacidad de ser nuevos y viejos al mismo tiempo.
Con Momo pasa algo de esto, a pesar de que ya fue escrito hace unos añitos parece que ocurrió ayer mismo o que haya sido escrito para un futuro no muy lejano.
El maestro Hora seguro que sonríe, porque al fin y al cabo ¿qué es el pasado, el presente o el futuro...?
En la interesante charla que tuvimos comentamos esta maravillosa cualidad del libro y hablamos precisamente del tiempo, de cómo hoy en día parece que los hombres grises revoletean a nuestro alrededor robando el auténtico tiempo de vida, ese que nosotros les permitimos poseer. Cómo los niños son cada vez más adultos antes y olvidan esa capacidad de imaginar, esa que hace que les resulten tan peligrosos a los ladrones de tiempo.
Hoy en día tenemos el corazón cerrado y por ello no somos capaces de sentir la música de las flores horarias.
Hemos de aprovechar el tiempo, pero no de la manera que intentan hacernos creer los hombres grises, sino de una manera auténtica, en la que compartir con otros aquello que poseemos: nuestro tiempo, nos hace vivir realmente y sentir como nace en nosotros y en el universo cada acorde de las flores horarias.
Espero que estas pobres líneas os ayuden a que cuando os halléis ante Momo no paséis de largo y sintais su magia y así poder oír en vuestro corazón la música de las flores horarias.
Gota de lluvia