De nuevo nos hemos encontrado los soñadores para hablar de un libro luminoso y mágico de Isabel Allende. Su primer libro es la historia de una familia a través de cuatro generaciones, pero sobretodo es un homenaje a una cadena de mujeres de nombres luminosos: Nívea, Clara, Blanca y Alba que envuelven la vida de Esteban Trueba.
Esteban Trueba, un hombre duro, déspota, hecho a si mismo, que ha tenido que enterrar la ternura para sobrevivir y lograr sus objetivos de triunfo. Posee una fuerza bruta que arrasa con todo sin ser muy consciente del daño que su brutalidad acarrea. Este hombre es envuelto por la vía luminosa de sus mujeres que poco a poco logran sacar esa ternura escondida y luminosa que consigue desplegar hacia su nieta Alba y gracias a ella al final de su vida logra aprender a ver un poco más allá y morir en paz, habiendo transformado su odio y rencor por algo más puro y luminoso.
Sin lugar a dudas el alma de esta novela es el personaje de Clara. Luminosa, aparentemente frágil, poderosa en su capacidad de amar y abrir su corazón así como su casa a todo aquel que la necesita, transita por la novela como un hilo luminoso que no desaparece ni con su muerte.
Ser que es capaz de ver más allá de las actitudes y los rencores, que nos insta a alejarnos un poco para ver el matiz que marca los acontecimientos, para que entendamos que quizá la vida esta lleno de hilos invisibles que se nos escapan y cada acontecimiento no viene huérfano sino que todos juntos forman un tapiz que no somos capaz de ver si no nos detenemos y observamos con nuevos ojos los acontecimientos pasados, presentes y quizá futuros.
¡Clara, clarísima, clarividente!
Es un libro que nos sumerge en un país sudamericano a través de tiempos convulsos en el que no todo es blanco o negro, en el que dentro de la misma familia hay afinidades hacia un lado político u otro, en el que cada personaje nos hace plantearnos la complejidad del ser humano, llegamos a entender los comportamientos aunque no los compartamos, los odios fratricidas y la locura de no ser capaz de mirarnos a los ojos.
Y es un homenaje final a todas esas personas, en especial las mujeres que luchan por un mundo mejor pero luchando por romper la pared de oscuridad y odio y sembrando en cambio Vida y por tanto Amor.
"-Igual que en el momento de venir al mundo, al morir tenemos miedo de lo
desconocido. Pero el miedo es algo interior que no tiene nada que ver con la realidad.
Morir es como nacer: sólo un cambio -había dicho Clara.
Agregó que si ella podía comunicarse sin dificultad con las almas del Más Allá, estaba totalmente segura de que después podría hacerlo con las almas del Más Acá, de modo que en vez de lloriquear cuando ese momento llegara quería que estuviera tranquila, porque en su caso la muerte no sería una separación, sino una forma de estar más unidas. Alba lo comprendió perfectamente."
Deseando que el amor venza siempre al rencor en vuestros corazones se despide
Gota de Lluvia