Cita

Un libro abierto es un cerebro que habla; Cerrado un amigo que espera; Olvidado, un alma que perdona; Destruido, un corazón que llora
PROVERBIO HINDU

lunes, 28 de diciembre de 2015

Juan Salvador Gaviota: Aprender a volar

Hemos tenido una nueva reunión de soñadores, esta vez con el libro de “Juan Salvador Gaviota”.

Este pequeño libro de Richard Bach tuvo gran acogida en los años 70 y relata en forma de cuento los anhelos de una gaviota por volar, por alejarse del plan establecido en la bandada de únicamente sobrevivir.
El deseo de Juan de volar, es una metáfora de nuestra propia alma cautiva que sueña, que anhela hacerse oír y ser libre, que aprendamos a vivir realmente y no a sobrevivir.
Nuestra gaviota pasa penurias porque es fiel a si misma y a su anhelo de seguir sus sueños pero también aprende y nos enseña valiosas lecciones durante su viaje.

“Ahora no habría nada que le atara a la fuerza que le impulsaba a aprender, no habría más desafíos ni más fracasos. Y le resultó grato dejar ya de pensar, y volar, en la oscuridad, hacia las luces de la playa.
¡La oscuridad!, exclamó, alarmada, la hueca voz. ¡Las gaviotas nunca vuelan en la oscuridad!
Juan no estaba alerta para escuchar. Es grato, pensó. La Luna y las luces centelleando en el agua, trazando luminosos senderos en la oscuridad, y todo tan pacífico y sereno...
¡ Desciende! ¡ Las gaviotas nunca vuelan en la oscuridad! ¡ Si hubieras nacido para volar en la oscuridad, tendrías los ojos del búho! ¡ Tendrías por cerebro cartas de navegación! ¡ Tendrías las alas cortas de un halcón!”

Toda esta vivencia y aprendizaje interior no se lo guarda para si, sino que aprende también la necesidad de compartirlo y así lograr que otros comiencen su viaje.
No resulta fácil ya que siempre hay quien ve lo diferente como una amenaza e intentará atacar y acabar con ello, momento que recuerda enormemente al mito de la caverna de Platón; pero a pesar del riesgo, uno debe arriesgarse y ser capaz de compartir para aquellos que quieran comenzar su camino.

“-Juan, ¿te acuerdas de lo que dijiste hace mucho tiempo acerca de amar lo suficiente a la Bandada como para volver a ella y ayudarla a aprender? 
-Claro. 
-No comprendo cómo te las arreglas para amar a una turba de pájaros que acaba de intentar matarte. 
-Vamos, Pedro, ¡no es eso lo que tú amas! Por cierto que no se debe amar el odio y el mal. Tienes que practicar y llegar a ver a la verdadera gaviota, ver el bien que hay en cada una, y ayudarlas a que lo vean en sí mismas. Eso es lo que quiero decir por amar. Es divertido, cuando le aprendes el truco. Recuerdo, por ejemplo, a cierto orgulloso pájaro, un tal Pedro Pablo Gaviota. Exilado reciente, listo para luchar hasta la muerte contra la Bandada, empezaba ya a construirse su propio y amargo infierno en los Lejanos Acantilados. Sin embargo, aquí lo tenemos ahora, construyendo su propio cielo, y guiando a toda la Bandada en la misma dirección.”

El libro plantea cuestiones tales como si somos conscientes de que es realmente la libertad y la responsabilidad que conlleva, ya que se nos llena la boca hablando de ella y no sabemos que es realmente y como nos hace seres más conscientes y responsables, todo lo contrario a la idea que tenemos de libertad.

También descubrimos como nuestra comodidad e inercia nos hacen estancarnos y no molestarnos en hacernos las preguntas importantes, y por eso la llegada de alguien que nos sacude con estas preguntas nos incomoda.
Al final todo consiste en revisarse a si mismo, para aprender a volar y poder compartir y amar con los demás las cosas que nos ayudan a ser mejores.

Deseando que las ansias de volar aniden en vuestro corazón se despide

Gota de lluvia