Os traemos las cartas ganadoras del III Concurso de Cartas a la Humanidad. Hubo también dos menciones especiales del jurado.
Deseando que las disfrutéis y que nos hagan reflexionar sobre una virtud tan importante como la fortaleza y dónde podemos encontrarla... mucho más cerca de lo que creemos.
1ºPREMIO: RECORDE COMO EXISTIR. HELLOITSPATRICIA
Querida humanidad,
Como ya habrás notado, no corren tiempos amables, y los vientos, invernales y bruscos, viran cada vez mas deprisa.
La radio, la tele, los periódicos y un sinfín de agentes y personas me bombardean cada mañana con los tres mismos temas. Una vez terminan de pintar el cuadro mas Goyesco del siglo, acompañado, que no falte, de un “death metal” vomitado desde las entrañas de Islandia, me dicen, me subrayan, me atosigan y me obligan a tenerme en pie. Intentan, segundos después, inyectarme fortaleza, optimismo y “buen-rollismo” de manera enfermiza, como si, en realidad, este huracán que azota oriente y occidente, sur y norte, blancos y negros, fuese poco mas que un viaje por la casa del terror de Disney Land París.
Y yo ya no puedo mas. Es el octubre mas triste del siglo. El frio se instala cómodamente entre las montañas, y desciende a velocidad vertiginosa para colarse entre las calles de mi pequeño Botxo. El bailoteo entre lluvia y viento es cada vez mas intenso. Las hojas mueren bajo mis pies, que corren a conseguir un hueco en la terraza mas cercana, o vuelven a casa arrastrándose por un ápice de calor después de pasar la jornada entre mampara y mampara; cara cubierta e infinitas precauciones.
Un ultimo gintonic y un último cigarro atraviesan las vísceras de los que aún buscan algo de vida entre tanto sinsabor; de prisa, de prisa, antes de que el otoño barra definitivamente este sol enclenque, que apenas se atreve a asomarse unas pocas horas al día.
Los meses, las semanas, los días... incluso los minutos me pesan cada día mas. Mamá lleva mas de 100 lunas sin salir de palacio. Su relación tóxica con la vida exterior es cada vez mas punzante y las ventanas de estas ruinas han devenido el espejo de lo que años atrás era sinónimo de nervio, juventud y vivacidad. Los dolores continuos, la artrosis avanzada y el miedo al contagio hacen de ella la tormenta perfecta para sumergir nuestro mundo en una copia carnal y huesuda de Doggerland.
Pero volvamos a Bilbao, tan solo unos minutos. Volvamos a la luz, a la música y al arte. El sol cálido de este domingo me ha invitado a salir. Mamá ha hecho pastel de zanahoria, he desayunado con Andrea, he caminado por las siete calles; frías pero afables y he contemplado el sol mientras escuchaba al por siempre romántico y eterno Johnny Cash.La serenidad que había perdido cuando esta ola de incertidumbre embarcó en continente europeo, ha vuelto a calar mis huesos. Las terrazas siguen llenas. El mercado de las flores, ahora convertido en culto por los habitantes del vado, impregna de colores brillantes y pasteles el centenario Arenal.
Bilbaínos y bilbaínas, pasean, compran y regalan alegría y sonrisas, que, aunque ocultas bajo pedacitos de tela, se dejan adivinar por los pliegues que rodean sus rostros, cansados de esta eterna pugna contra el maldito enemigo invisible.
Querida humanidad.
No pretendo descubrirte donde reside la fortaleza, ni darte lecciones de felicidad. Yo hoy la encontré en el sol, en las flores, en el pastel de ama y en el segundo vermut que alegremente estoy disfrutando. Mañana, que además es lunes, puede que la encuentre en la silla de mi oficina, que, gracias a dios, puedo seguir conservando, y pasado...; pasado no lo puedo ni lo quiero saber. Adoptaré la fortaleza a mi manera, poco a poco, paso a paso, lluvia tras lluvia que eso si que es algo predecible en mi querido y cenizo Bilbao.
2ºPREMIO: LA FORTALEZA EN LA DEBILIDAD. LAURA MARÍA FERNANDEZ
Querida Humanidad:
Déjame que te cuente una historia, la historia de las vivencias que atesoro en mi corazón. En mi cofre dorado descansan y me acompañan fielmente allá donde voy. Aguardan atentas, esperando el momento adecuado. Despertaré sus voces para así poder contar mi pasado, mi presente y mi futuro.
Nací y crecí en este planeta, protegida y amada por mis cariñosos padres. Recuerdo sus amables consejos, pero también sus confundidas opiniones, fruto de lo que a su vez sus propios padres les habían enseñado. Lo hicieron lo mejor que pudieron, efectivamente. Cuando ya me consideraron suficientemente capaz, llegó el momento de enfrentarme al mundo sola, era la hora de salir de su acogedora ala, en busca de lo que me deparase el Destino.
Y sí, salí ahí fuera, al desprotegido frío de la solitaria aventura, asustada, pero con el fuego de la esperanza en mi interior. No obstante, la fugaz ilusión por el mundo exterior no iba a durar mucho, pues pronto el pesimismo y el miedo iban a hacer su aparición.
En mi andadura, encontré agradables personas que aparentaban ser mis amigos; educados y correctos, aseguraban querer ayudarme. También encontré alguna otra que declaraba que yo era muy especial y que le importaba de verdad. Todo parecía perfecto hasta que, confiada, me mostré como realmente era, mi verdadero ser. Fue en ese momento cuando, tras bajarse el telón, se quitaron sus adornadas máscaras y descubrí para mi desilusión que todo era falso. No había amor ni aprecio en sus fríos ojos.
¿Por qué a mí, qué había hecho yo para merecer su desprecio?, pensé entre llantos. Yo que les había entregado tanto de mí, mi confianza y esperanzas... Tras esos golpes de realidad, mi alma de cristal se sentía rota en mil pedazos y mi corazón no hallaba consuelo; venían a mi mente los más oscuros pensamientos de culpabilidad y dolor...
En mis intentos por seguir adelante, me construí una coraza, con la intención de recomponer mis fracturados pedazos...esperaba que me volvieran a valorar y querer. Durante un tiempo funcionó. Aparentaban aceptarme por actuar como ellos, ¡qué engaño el suyo y qué engaño el mío! Sin embargo, llegó un día en el que la armadura comenzó a pesarme demasiado, se volvió rígida y dura. De nuevo sentí aquel dolor, aquella profunda desesperanza en el corazón y en el alma que creía ya enterrada. Comencé a llorar y mis amargas lágrimas deshicieron la inestable estructura, poniendo de manifiesto mis sentimientos: soledad, desesperanza y sobre todo, debilidad.
En ese trance, empecé a recordar mi infancia, los dulces momentos que viví rodeada de cariño; aunque sabía que aquello no era suficiente, me ayudaron a suavizar mis heridas. Aún me quedaba camino por recorrer, tenía que seguir buscando...lo cierto es que no sabía el qué, pero tenía la lúcida certeza de que iba a ser algo importante.
Y efectivamente, encontré...algo que las palabras no alcanzan a recoger: las respuestas al por qué de mis dolores y miedos que me tenían atenazada, la guía necesaria para poder construir mi futuro y muchos tesoros más. La Luz de la Sabiduría cosió mi alma rota y limó mis aristas, devolviendo el calor y la inocencia a mi corazón. Me sentí renacida, en profunda paz. Entendí lo que había sucedido y dejé de culpar a los demás y, con el tiempo, a mí misma. De todas aquellas grietas de mi ser empezó a emanar una sanadora Fuerza, que las fue sellando y me fue convirtiendo poco a poco, en un ser íntegro y fuerte, capaz de seguir adelante pase lo que pase y dando lo mejor de mi.
Esta es mi historia, querida humanidad. De alguna manera podría ser la historia de cualquiera que se sienta identificado. Quiero decirte que siempre hay esperanza, si se encuentra la preciada Fuerza Interior. Esa Fuerza que es duradera, estable e inquebrantable, a la vez que sabia y paciente.
No importa si se pierde alguna batalla en la vida, hará imbatible a todo aquel que la conozca. Hará agradecer todo lo vivido, sea bueno o malo, agradable o doloroso, pues sirvió para el reencuentro con el propio ser. Eterna y poderosa Fuerza que une el pasado, presente y futuro de la Humanidad hacia un mismo destino final: la Victoria.
Esa Fuerza, yo la conozco bien, es parte de mi...
Ya no temo mostrar mi ser, querida humanidad. Mi presente, mi pasado y mi futuro caminan junto a ti y me recuerdan quién soy...
SOY LA FORTALEZA
La de invencibles ideas y dorados sueños, la que camina a tu lado.
3ºPREMIO: PEQUEÑO PERO FUERTE. LOURDES ASO
Querida Humanidad:
He venido para quedarme, lo sabéis bien. Sé que me tenéis pánico, que he amenazado vuestras vidas y que cada tarde, a eso de las ocho, gritáis como condenados que vais a resistir, que sois fuertes, porque vuestras voces unidas son las que os dan fuerza para continuar.
A quienes os cuidan, esos que están en la primera linea de batalla y que llamáis héroes, les debéis mucho. Pero querida humanidad, ellos os cuidan porque aprendieron a cuidar, porque lo llevan en los genes, porque su profesión es vocacional y porque ante un enfermo, ellos se olvidan de ese miedo que les corroe las entrañas. Porque querida humanidad, cuando dejan de ser doctores, o enfermeros, cuando se quitan la bata blanca, son personas, como vosotros, con los mismos sentimientos, con una familia a la que cuidar.
Ellos, querida humanidad, os contarían lo que ven a pie de cama, pero no quieren asustaros mas. Ellos son los que os acompañan cuando estáis solos, los que os ayudaran a respirar, los que tal vez os cojan de la mano para reconfortaros, y no porque sean más fuertes sino porque se tragan el miedo para aportaros un poco de esperanza.
Cuando llegué hará ya casi diez meses de calendario, pensasteis que era algo lejano, que no afectaría más que a una pequeña zona asiática pero querida humanidad, soy pequeño, solo apto para unos pocos científicos que se pelean por saber de mí, pero he sido capaz de poneros en jaque de punta a punta del planeta. Quiero que sepáis, que penséis, querida humanidad, sobre el carácter efímero de la vida, sobre la tontería de la especie humana. Hoy estáis vivos y tal vez en unos pocos segundos yo, que soy más fuerte, os tumbe. Para ello, quería humanidad, sirve la fortaleza de espíritu, la entereza de corazón, el desprendimiento de las cosas materiales porque decirme ¿de que os sirve todo eso cuando podéis perder la salud y la vida si a mí me da por infectaros?
Nunca antes, querida humanidad, había aparecido nadie como yo, capaz de meteros a todos en las casas, de vaciar el planeta durante semanas, de parar las fabricas, los metros, los aeropuertos, la vida en general. Me atrevería a decir que tenéis miedo hasta de respirar, sobre todo de no poder respirar.La lucha sigue, querida humanidad. No os voy a adelantar como va a terminar esto. Debéis ser fuertes. Recapacitar. Pensar que yo no he hecho más que empezar y que he venido para quedarme. Que sois vosotros los que tenéis que adaptaros a mí y no yo a vuestra forma de vivir. Yo, al fin, querida humanidad, soy microscópico. Y como ente, carezco de sentimientos innatos. Vosotros, querida humanidad, os dotó el creador de capacidad para hacer el bien y el mal, para obrar en consecuencia y, aunque al principio, cuando salíais acaloradamente a los balcones y no os quedó más remedio que recuperar el dialogo en los escasos metros cuadrados de esa cárcel en la que convirtieron vuestras casas, cuando habéis salido de nuevo no lo habéis hecho más tranquilos. Que va. Volvéis a sufrir estrés, habéis olvidado las pequeñas cosas que pretendí enseñaros.
Querida humanidad, no sé si sabéis bien en qué consiste la fortaleza. No es ser el más fuerte, el que pisa primero para llegar antes, el que olvida un gesto de cariño. La fortaleza que yo quería enseñaros pasa por la solidaridad, por vivir cada instante como si fuera el último, por tratar a los demás como si fuera el ser al que cada uno más quiere, porque solo pensando así, cogeréis la mano del que necesita, os concienciareis de que todos os necesitáis en algún momento de vuestras vidas. Pasar de ser independiente y tener salud a ser dependiente y estar en la cuerda floja requiere si, una fortaleza de espíritu, de mucho ánimo, pues esa es la mejor de las medicinas.
Querida humanidad, me gustaría deciros que no soy el enemigo. Vosotros sois los que no sabéis que hacer conmigo y, si hemos de convivir ambos, vosotros y yo, en algún momento de vuestras vidas deberemos hacer las paces y empezar de nuevo. Fuertes. Unidos. Con la lección aprendida. Porque sino, decidme ¿de qué ha servido esto?