Hemos tenido una nueva reunión de soñadores, esta vez para tratar un pequeño gran libro que esta en el corazón de muchísima gente, un clásico de nuestros tiempos: “El principito” de A.Saint de Exupéry.
Este libro es realmente un libro de alma, contado de un modo sencillo, como si un cuento o fábula para niños se tratará, aunque los destinatarios serían aquellos adultos que aún no han perdido del todo a su niño interior, ese que se sorprende con las cosas invisibles que nos rodean, que se hace preguntas, que es capaz de enamorarse de una flor y hacerse amigo de un zorro.
En su viaje el principito se encuentra con diferentes personajes que le proporcionan enseñanzas y le hacen reflexionar, a veces por el comportamiento absurdo que poseen.
Cada personaje representa algún aspecto o cualidad del ser humano que debemos trabajar.
A lo largo del viaje se nos muestra y enseña algo, y sobretodo nos admira esa capacidad del principito de preguntar cosas que realmente lo inquietan y no contentarse hasta lograr una respuesta que le ayude a entender.
En este mundo estamos tan acostumbrados a conformarnos con cualquier respuesta, si es que nos la dan, que no indagamos realmente sobre que buscamos, ya que esto supone mirar en nuestro interior.
También el principito nos enseña que este gran viaje de la vida continua de algún modo, no es más que tiempo para aprender y encontrar la manera de regresar a casa.
“... Parecerá que estoy muerto, pero no es verdad.
Yo me callaba.
—¿Comprendes? Es demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado.
Seguí callado.
—Será como una corteza vieja que se abandona. No son nada tristes las viejas cortezas...”
Dentro de todos los personajes que van apareciendo y enseñando en el viaje del principito hay varios que merecen mención especial.
Por un lado la serpiente es un personaje enigmático que conoce todos los enigmas, le ayuda a volver a casa pero nos deja con más preguntas sin contestar, me pregunto si el hecho de que en todas las antiguas civilizaciones las serpientes representarán la sabiduría tiene algo que ver...
El zorro, ese pequeño maestro que le enseña al principito la importancia de crear lazos, de ser responsable de aquello que “domesticas”, y así entender la importancia de su rosa, y que dice una de las frases más conocidas del libro.
Es el primer amigo real del principito porque es con el que comparte tiempo de verdad, luego el principito vierte todo lo aprendido en el aviador que también buscaba, aunque quizá sin ser muy consciente de ello.
Todos vivimos en un gran desierto pero como bien dice el principito lo hermoso del desierto es que siempre esconde pozos de agua.
Así que si alguna vez nos topamos con el principito en cualquiera de los aspecto que se presente espero que sigamos el consejo del aviador y no le demos la espalda.
“Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú y solo tú tendrás estrellas que saben reír!”
Deseando que la risa del principito os acompañe en vuestro día a día, y que nunca dejéis de ver la belleza de las cosas invisibles y verdaderas se despide.
Gota de lluvia