Hemos arrancado el nuevo curso con nuestra habitual reunión de soñadores y lo hemos hecho empezando con otro libro de Nemirovsky, la que es considerada su obra cumbre “Suite Francesa”.
Cuaderno original de Suite Francesa |
Es difícil hablar de "Suite Francesa" sin hablar de Irene y de las circunstancias que rodean al libro, tanto su escritura como su publicación 60 años después.
Irene empezó a escribir el gran fresco que pretendía ser Suite en 1942, en plena segunda guerra mundial, con una claridad y una lucidez extraordinarias, comenzó a contar los acontecimientos que sucedían a su alrededor, describiendo la psicología humana con la maestría que la caracterizaba. La obra pretendía comprender 5 partes como una suite musical, de las que solo llego a escribir dos: "Tempestad en Junio" y "Dolce", aunque la cantidad de notas que dejo nos acercan a lo que debía ser la obra final.
Con una serenidad encomiable es capaz de describir las miserias humana, los comportamientos egoístas y estúpidos que las personas podemos llegar a realizar en circunstancias terribles así como destellos de esperanza y solidaridad en medio del horror.
La huida de miles de refugiados de Paris con la que empieza la novela, sobrecoge por el recordatorio de que no hemos cambiado tanto y allí donde miles de franceses desfilaban llevando sus enseres y huyendo de la guerra, podemos ver años después las filas de refugiados que ahora mismo huyen del mismo horror, otros rostros, otro idioma, otra guerra pero la misma impotencia, soledad y desarraigo clavandose lentamente en el alma...
Irene sospechaba que su fin se acercaba, al fin y al cabo era de descendencia judía e inmigrante rusa, pero con esfuerzo y esa serenidad que te paraliza y que erróneamente es tomada por frialdad escribe y escribe con letra minúscula su relato siendo consciente que está destinado al futuro...
Para levantar un peso tan enorme,
Sísifo, se necesitaría tu coraje.
No me faltan ánimos para la tarea,
más el objetivo es largo y el tiempo,corto.
El destino se encarga de un modo que nos resulta misterioso de que aquello que realmente debe ser recordado llegue de un modo u otro hasta nosotros.
La maleta con el valioso manuscrito cuando ella fue llevado al campo de concentración de Auschwitz fue recorriendo diferentes refugios donde sus hijas se escondían para no correr la suerte de sus padres.
Denise e Irene |
La maleta acompaño a Denise y Elisabeth durante toda su huida y hasta años después no fueron capaces de leer el manuscrito que contenía por el dolor que les producía.
Irene con sus hijas |
Finalmente la obra de su madre salió a la luz y ocupo el lugar que merecía.
“Desde el recuerdo de mi madre y mi padre, para mi hermana Elisabeth Gille, para mis hijos y mis nietos, y para todos los que conocieron y conocen todavía el drama de la intolerancia, esta Memoria para transmitir.” DENISE EPSTEIN
Irene Nemirovsky con su familia |
Una obra que habla de la psicología humana, del horror de otra época pero en definitiva que nos hace reflexionar sobre nuestra propia existencia. Como repetimos los mismos errores, como debemos aprender a mirar más con el corazón porque todos los seres humanos sufrimos, reímos, amamos y odiamos...
Quizá si reflexionaríamos más, si nos miraríamos más a los ojos, si no saltaríamos como locos ante nuestras pasiones de manera salvaje y violenta, no tendríamos historias como la de Irene Nemirovsky que se repiten en el tiempo y nos lanzan preguntas para darnos la posibilidad de lograr un día la respuesta, para no tener que esperar a que el destino esconda en maletas manuscritos que nos obliguen a reflexionar sobre nuestra propia condición humana.
Los dos relatos nos hablan por un lado de esa huida reflejada sobre todo en la alta burguesía francesa, a la que la pluma de Irene hace una critica feroz en su comportamiento elitista, más preocupados en salvar muebles y joyas que ayudar al vecino y la convivencia forzosa con los vencedores por parte de los franceses, donde descubrimos que incluso entre esos alemanes hay seres humanos que respiran, aman y sienten como los propios vencidos.
Una vez más Irene nos recuerda que no somos ni blancos ni negros por dentro, y que nuestra complejidad interior merece que nos apartemos de nuestras pasiones y con un poco de calma y alejamiento intentemos comprendernos mejor.
Ojalá todos nosotros dedicaríamos tiempo a leer esta obra que el destino se encargo de hacernos llegar hasta nuestros días y entenderíamos como aún no hemos aprendido quizá porque nos olvidamos de revisar nuestros corazones y nuestra historia demasiado a menudo.
Deseando que el esfuerzo y la historia de Irene Nemirovsky no quede en el olvido y nos ayude a ser un poquito mejores se despide
Gota de Lluvia
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