Para comenzar estos meses de verano los soñadores hemos decidido adentrarnos en la trilogía del Baztan de Dolores Redondo.
Es un libro donde la historia policial se mezcla con el misterioso valle del Baztan donde aún permanecen los ecos de leyendas y mitos que recorren el imaginario del ancestral pueblo vasco.
La autora juega hábilmente con esta belleza serena y hechizante del Baztan para introducirnos en la historia donde lo sobrenatural se mezcla con los asesinatos que sacuden y horrorizan la tranquila zona.
Para conseguir esa transición de un modo fácil y natural esta Amaia que mezcla esa capacidad racional del ser humano que se niega a ver más allá, con su intuición que le hace abrir la mente y comprender de un modo no racional aquello telúrico y ancestral que tiene más presencia en nuestra vida, y especialmente en Baztan de lo que podamos admitir, como si convivir con la magia nos hiciera menos inteligentes, cuando quizá es lo contrario y nos hace entender mejor la Vida.
“Todos los bosques son poderosos, algunos son temibles por profundos, por misteriosos, otros por oscuros y siniestros. El bosque en el Baztán es hechizante, con una belleza serena y ancestral que evoca sin buscarlo su parte más humana, la parte más etérea e infantil, esa que cree en las maravillosas hadas con pies de pato que vivían en el bosque, y que dormían durante todo el día para salir al anochecer a peinar sus largos cabellos dorados con un peine de oro que concedería a su portador cualquier favor que les pidieran, favor que ellas regalaban a los hombres, que, seducidos por su hermosura, les hacían compañía sin horrorizarse por sus extremidades de ánades”
El libro es una pieza del puzzle que se desarrollará en los otros dos volúmenes de la trilogía, y que solo podemos llegar a entender en su complejidad al leerlos todos.
Aquí se nos van presentando los personajes, vamos conociendo a Amaia y su mundo, su oscuro trauma que le hace ser una buena policía y conectar con las víctimas de un modo un tanto peculiar, que le hace salirse de lo establecido pero quizás por esto mismo será capaz de unir todas las piezas y entender la oscuridad que se ha desatado en el valle y que desde el principio conecta con ella. Amaia tiene la clave para acabar con esa oscuridad pero para ello debe enfrentarse con su pasado y en este libro solo comenzamos a atisbar este enfrentamiento.
Conocemos a las dos hermanas de Amaia, a los policías que la acompañan... cada uno con su propia carga que nos hace plantearnos como nuestros miedos y temores nos anulan e impiden acercarnos a los demás reflejado especialmente en Flora y Fermín Montes.
Y la Tía Engrasi personaje sabio y entrañable que parece comprender el equilibrio que debemos alcanzar para ser quien debemos llegar a ser. Con sus aportaciones clarifica los puntos oscuros de un modo que quizá no queda patente hasta dejar reposar la lectura.
“-La fe escasea en estos tiempos de tecnología. Y dime de qué sirve todo eso para evitar que un monstruo asesine niñas y tire sus cuerpos al lecho del río. Créeme, Amaia, el mundo no ha cambiado tanto, sigue siendo un lugar a veces oscuro, en el que los espíritus malignos rondan nuestro corazón, en el que el mar sigue tragándose navíos enteros sin que nadie pueda encontrar ni rastro, y sigue habiendo mujeres que ruegan por concebir. Mientras haya oscuridad habrá esperanza, y esas creencias seguirán teniendo valor y formando parte de nuestra vida. Trazamos una cruz sobre la masa del pan, o ponemos una eguzkilore en la puerta para proteger la casa del mal; ... Siempre hemos pedido protección y ayuda cuando estábamos más a merced de las fuerzas de la naturaleza y hasta hace poco parecía indispensable vivir en comunión con ella, con Mari o con los santos y vírgenes que llegaron con el cristianismo. Pero cuando llegan tiempos oscuros las viejas fórmulas siguen funcionando. Como cuando se va la luz y calientas la leche en el hogar en un cazo de metal en vez de utilizar el microondas. ¿Engorroso? ¿Complicado? Puede, pero funciona.”
Y sobretodos ellos maravillosa y enigmática se halla Mari, que quizá no sea reconocible para aquellos no conocedores de la mitología vasca pero para los que hemos convivido con ella es indudable su presencia invisible y el modo mágico y enigmático en que aparece llenando toda la historia, junto con el guardián, basajaun, que da titulo al libro.
Con el hechizo sereno y ancestral del bosque del Baztan que nos acompañará estos meses nos despedimos hasta la próxima.
Gota de Lluvia
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